Había una vez una señora Pomba y su marido Pombo. Pasó un año y tuvieron un hijo. La madre le preguntó al padre: - ¿Cómo quieres que le llamemos?
No, no, elige tu el nombre que eres la madre- dijo el padre
-Pues le llamaremos Juan
¡Ah, que nombre tan bonito! - contestó el padre
Pasó un año y tuvieron otro hijo. Otra vez le llamaron Juan pero el señor Pombo dijo: - ¿cómo le vamos a llamar Juan? No los distinguiremos.
Pues mira – dijo la madre – este Juan va a ser alto y el otro será Juan Bajo. Y le pusieron Juan también.
Otro año después tuvieron otro hijo y el padre quiso llamarle Juan Flaco porque el nombre de Juan era el que más les gustaba a los dos (el padre y la madre). Otro niño nació al año siguiente y le pusieron Juan Gordo.
Juan Alto tenía 5 años, Juan Bajo tenía 4 años, Juan Flaco tenía 3 años y Juan Gordo tenía 2 años . Los padres le pidieron a Juan Alto que se llevara a su hermanos al parque. A los más pequeños los tuvieron que coger en brazos. A Juan Flaco le cogió en hombros Juan Bajo, entre los dos eran tan altos como Juan Alto y a Juan Gordo le cogió Juan Alto. Cómo ya sabían que iban a tener otro hermano los dos más mayores, que sabían hablar, decían cómo sería el bebé. Al llegar a casa ya estaba su hermano.
El padre pensó... ¡pues también le llamaremos Juan! pero lo madre dijo: - no, no le llamaremos Juan.
¿Por qué, si todos nuestros hijos se llaman Juan y es el nombre que más nos gusta? preguntó el padre
Porque es una chica y la llamaremos Juana.
Los hermanos Juan se hicieron hombres y después viejos y a su hermana nunca la llamaron Juana, siempre la llamaron Juan Chica.
Fin